En ocasiones, las grandes fortunas son producto de la suerte. Sin embargo, la mayoría de las veces, surgen como resultado de un gran proyecto de negocio y una estrategia de inversión refinada. Independientemente del origen, ya sea la suerte o una idea brillante, ambos escenarios culminan en la creación de un patrimonio que se conserva e incrementa a lo largo de generaciones.
Para patrimonios pequeños, la gestión no suele presentar grandes problemas. A menudo, puede llevarla a cabo la misma persona, siempre que disponga del tiempo y los conocimientos necesarios. Otras veces, se cuenta con la ayuda de un asesor financiero que planifica y gestiona las inversiones, adaptándolas a los objetivos y metas personales.
No obstante, cuando se trata de administrar una gran fortuna familiar, entran en juego factores como la cohesión familiar y el asesoramiento legal y fiscal. Es en estas circunstancias cuando puede surgir la necesidad de establecer un «Family Office». Pero, ¿Cómo saber si conviene crear un Family Office? Y, de ser así, ¿por dónde empezar? Vamos a explorarlo.
¿Qué es un family office?
Un family office es una empresa privada creada con el objetivo de preservar la riqueza familiar de generación en generación. Gestiona el patrimonio familiar invirtiendo en activos financieros y no financieros. Los family offices abarcan todas las áreas relacionadas con el patrimonio familiar, incluyendo inversiones, planificación, fiscalidad, fondos de inversión, planes de pensiones, gestión de inmuebles, entre otros. Suelen estar compuestos por administradores, asesores financieros, especialistas fiscales y expertos en derecho.
Existen dos formas de utilizar un family office para gestionar el patrimonio:
- Single Family Office (SFO): Se trata de una entidad que sirve a una única familia. Los profesionales que gestionan la fortuna lo hacen exclusivamente para esta familia. Ejemplos conocidos de SFO incluyen Pontegadea (Amancio Ortega), Omega Capital (Alicia Koplowitz), Inveravante (Manuel Jove) y Torreal (Juan Abelló).
- Multi-Family Office (MFO): Para patrimonios que no son lo suficientemente grandes como para justificar un family office propio, un MFO es una opción más económica. Estos offices ofrecen asesoramiento patrimonial a varias familias, compartiendo los costos al no ofrecer dedicación exclusiva.
La creación de un family office se justifica cuando el patrimonio empresarial alcanza un volumen que resulta difícil de gestionar por una sola familia. Otros casos incluyen la venta de una empresa, donde la familia necesita organizar el patrimonio financiero e inmobiliario para asegurar su duración en el tiempo.
Además, quienes ganan grandes sumas de dinero en un corto periodo, como los ganadores de premios, herederos de fortunas, deportistas o artistas que acumulan riqueza rápidamente, también pueden beneficiarse de un family office para gestionar su patrimonio.
Sin embargo, no todas las empresas familiares requieren la constitución de un family office. Es necesario tener un patrimonio lo suficientemente grande para que genere rendimiento operando como una sociedad independiente.
Los family offices unifamiliares más conocidos en España se han creado con patrimonios superiores a los 2.000 millones de euros, aunque es posible constituirlos con fortunas algo menores. Para quienes necesitan un family office sin exclusividad, el patrimonio inicial puede variar entre 20 y 150 millones de euros.
La decisión de crear un family office también depende de los objetivos familiares. Es recomendable cuando existe una gran fortuna familiar y se busca asegurar que esta perdure para las futuras generaciones, gestionándola como una unidad cohesionada.